Un pesado dolor que continúa en el tiempo,
no se calla ni se olvida.
La verdad de aquel momento...
madrugadas inquietas,
duras noches de desvelo
por todas aquellas personas
que sin duda padecieron aquel brutal desamparo
por esos monstruos hambrientos.
Hambrientos de vivas voces
silenciadas a destiempo...
¿Qué culpa, Señor, tenían aquellos que iban naciendo?.
Si arrancaron sus raíces,los plantaron de nuevo,
les quemaron sus cunas,
los largaron al viento cambiándoles la vida.
Les fueron mintiendo, tiñiendo de rojo y luto
su pasado verdadero...
Extrañando almas, quedaron en suspenso.
Hoy aquí, estamos nosotros
expresando sentimientos
que en un tiempo se callaron
por el temor más inmenso.
Aquí, nuestra memoria,
en la memoria del tiempo.
Ojos tristes reflejan
aquel pasado sangriento.
poema escrito y leído en jornada de 24 de marzo de 2010, Sierra Grande.Río Negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario